En la foto: Presentación de Federico Rosales en Xangó, ciudad de Gualeguay, provincia de Entre Ríos, Argentina
Queridos Amigos:
La mayoría de ustedes sabe que Federico Rosales es nuestro cuarto hijo y sufre, desde los 10 años de edad, de diabetes mellitus tipo I, también conocida como diabetes juvenil o diabetes mellitus insulino dependiente, es una enfermedad metabólica caracterizada por una destrucción selectiva de las células beta del páncreas causando una deficiencia absoluta de insulina. Sólo 1 de cada 20 personas diabéticas tiene diabetes tipo I, la cual se presenta más frecuentemente en jóvenes y niños. La administración de insulina en estos pacientes es esencial.
Fede cumple en diciembre de 2012 sus 32 años de edad, es decir que lleva 22 años sufriendo esa grave dolencia, hoy si Dios quiere está por ingresar a la lista de espera de INCUCAI, para someterse a un traslado aislado de páncreas. No es una operación fácil, es riesgosa, pero él ha elegido tener de una vez por todas una mejor calidad de vida, desea efectuarla cuanto antes.
A consecuencias de su dolencia a Federico le ha resultado sumamente difícil insertarse en el mercado laboral formal, cada vez que Recursos Humanos de cualquier empresa leía acerca de la enfermedad que padecía, su postulación era cajoneada.
Pero además de ese sufrimiento Federico tiene dos maravillosos hijos, a quienes ama con toda su alma, los debe alimentar, educar, brindarle protección médica y cuidar, ha demostrado ser un excelente padre… y desde la nada siempre ha encontrado alguna forma para cumplir sus obligaciones paternales. Afortunadamente Dios le brindó el don de ser un maravilloso cantor.
Solamente queremos compartir con ustedes su arte y les deseamos que pasen un muy buen momento, por favor ingresen en el siguiente enlace:
Federico disfruta cantando, hace pasar buenos momentos a quienes lo escuchan y solo está buscando la oportunidad de triunfar en su oficio. Nunca estudió canto, solo una pocas clases de guitarra y una frustrada carrera de Música-Terapia en la Universidad del Salvador, todo lo que hace sale de su corazón.
Con sincero afecto,
Roberto y Kathy Rosales
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